El 13 de marzo de 1998, Joseph Huerta y sus hermanos se embarcaron en un viaje para esquiar. Conforme se preparaban para descender, Joseph decidió ser el primero en aventarse, pero al descender por la pendiente, perdió el equilibrio y ya no pudo recuperarlo. Cayó de un precipicio de 15 pies y se golpeó la cabeza contra un árbol. Fue llevado rápidamente en estado inconsciente al Centro Médico de Denver, donde se determinó que se había fracturado el cráneo en 23 fragmentos. Los médicos lo sometieron a una cirugía de nueve horas en la que realizaron dos perforaciones de 1 centímetro en su cráneo y le insertaron tubos para aliviar la presión de la inflamación. También retiraron algunos de los huesos fracturados y los reemplazaron con una placa de titanio. Luego de la cirugía, Joseph entró en coma y su médico informó a sus padres que probablemente nunca despertaría; sin embargo, 12 días después y contra todo pronóstico, Joseph recobró el conocimiento.

Después de ser dado de alta del hospital, fue transferido a TIRR Memorial Hermann donde fue atendido por la Dra. Cindy Ivanhoe. Al momento de su admisión, su condición era la de un niño aprendiendo a caminar y a moverse de nuevo. En un periodo de tres meses, los terapeutas de TIRR Memorial Hermann trabajaron con él todos los días en sus capacidades para hablar y moverse, fortaleciendo sin parar sus habilidades cognitivas, neurológicas y conductuales.

Joseph continúo visitando a la Dra. Ivanhoe en la clínica para pacientes externos de TIRR Memorial Hermann, donde ella y otros médicos concluyeron que padecía distonia, una afectación del movimiento que provoca contracciones y espasmos involuntarios en los músculos, por lo que recomendó un tratamiento con inyecciones de Botox®. Joseph ha seguido desarrollando su fuerza corporal con entrenamiento personal durante los últimos 10 años.

Aunque ya no ejerce el derecho, está dedicado a proyectos comunitarios como “Puedo”, un fondo escolar que creó para los jóvenes que desean seguir estudiando. En 2014, Joseph también publicó sus memorias en “Broken Brain”, donde cuenta la historia de su vida antes del accidente y su camino hacia la recuperación. Gracias a que antes de sufrir el accidente se desempeñó como abogado especializado en lesiones personales, ahora puede ver las cosas desde la perspectiva de sus antiguos clientes y siente el deseo de ayudar a quienes se encuentran en condiciones similares, así como de brindarles apoyo y esperanza. Al momento de la lesión, los médicos creyeron que no despertaría, pero, hoy en día, lleva una vida normal e independiente a cargo de su hijo de 17 años, y con su historia de vida sigue motivando e inspirando a los sobrevivientes de lesiones cerebrales.